sábado, 24 de diciembre de 2011

25/XII/2004

Y aunque tú y yo sabemos que las palabras nunca serán suficientes, en este séptimo aniversario y después de todos nuestros buenos y malos momentos, sólo déjame decirte GRACIAS. Eres el mejor amigo que cualquiera desearía tener, el de los mejores consejos, los abrazos más largos, las sonrisas que dicen más que cualquier carta o diálogo interminable de media noche. 

Siete años desde que todo empezó, desde que te conocí y un saludo unió nuestros corazones para permitirnos vivir esta amistad ÚNICA. Dios nos bendijo mucho, a mi y a ti, porque estoy segura que lo nuestro es inigualable. La confianza, el cariño, el respeto y la forma en la que nos entendemos... Todo, todo ha sido increíble, incluso todos aquellos años sin intercambiar palabra, sabes que siempre te tuve en mi corazón y cuando volviste, no había pasado el tiempo.

El amor así, con la pureza de nuestra amistad, es perfecto. Te amo, Jose, y esta de más repetírtelo, eres una gran persona, el mejor amigo del mundo, mi HERMANO.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Tres de Diciembre

Si mis palabras fueran suficientes para explicarte lo que siento, si mis manos pudieran sostener las tuyas para siempre, si tus besos dejaran su sabor impregnado en mis labios, si tu mirada y el brillo de tus ojos se grabaran en mi mente… Sería perfecto.

Mis anhelos y mis sueños volaban alrededor de la perfección que buscaba, del ideal de vida que deseaba, de mis afanes desesperados por cumplir todo lo que me propusiere. Es reconfortante saber que tu disgusto es mi freno, que la luz que le has traído a mi vida me ha enseñado el equilibrio, mi equilibrio.

Dentro de todo aquello que me has enseñado en este corto tiempo, dentro del aprender a querer, a valorar cada instante a tu lado, a guardar muy dentro cada sonrisa que me regalas, cada beso a la distancia que imaginas, cada caricia que peca de ternura y cada sueño que compartimos… Dentro de todo aquello que siento y que crece minuto a minuto, hay tres que me gustaría compartirte.

En mi balanza, eres el contrapeso; en mi café, el azúcar; en mi canción, la melodía… Tu forma de ser me complementa en perfección, me completa, me termina, me acaba. Y es que el conocerte me demostró que la perfección no debe medirse según ideales o referentes, la perfección se mide en lo vivido, en lo bueno y en lo malo, en lo dulce y en lo amargo, en lo suave y en lo áspero, en tus virtudes y defectos… Me gusta mirarte con ojos que te admiran, que te contemplan, que buscan cautivarte cada día y para siempre, en lo intenso de esta locura, sutilmente armonizas mi vida y mis emociones. Sabes en qué parte de mi lista de prioridades estás y es que, me demostraste que mis deseos no tienen que ser excluyentes, que si bien la vida se trata de decisiones, es posible ser feliz y se logra de a pocos. Tengo muchos defectos, y te pido me comprendas, estoy aprendiendo a soltar, a soltarme… Gracias por ser tú el que ha abierto el candado de esta prisión, gracias por ser tú mi ejemplo a seguir.

Mi inmadurez e inexperiencia viven jugando con mi orgullo y mi convencimiento, con el miedo de ceder y dar mi brazo a torcer… Tus cuestionamientos replantean mis nociones, me ayudan a crecer. Nunca te lo dije, y lo hago ahora en aras de hacerle honor a este día tan especial, pero fue determinante para mí aquel, en el que adhiriéndote a mi definición de querer y amar, me señalaste aquello que le faltaba a mi concepto. La unicidad del amor. Tal vez era que lo vivido me arrastraba a hacer comparaciones y dentro de mi egoísmo pensaba que era lo normal. Desde aquel microsegundo en el que te acogiste a mi corazón, no he hecho nada de aquello a lo que estoy acostumbrada. Quisiera que me expliques por qué, por qué causas en mi todo esto, por qué contigo siento que no hubo ayer, sólo habrá un mañana y por qué no puedo pensar en mí sin ti. Gracias por destruir lo que está mal construido y volver a hacerlo conmigo, gracias por encerrar en tu ser único mi único, aquel que siempre esperé.

Y es que, aunque sé que es inexplicable para ambos, prefiero no darle más vueltas y sonreír porque así tenía que ser. De tu mano, ya no camino a tientas en la oscuridad ni tengo miedo de caerme. Nunca he estado tan segura de algo en mi vida, de esto, de cuánto es que te adoro. Las palabras son, para decírtelo, insuficientes… Gracias por enseñarme a confiar, por devolverme la ilusión de que sí es posible entregarse a alguien arriesgándote al cien por ciento. Te lo prometí y mi palabra siempre te hará justicia, no nos perderemos, por mi parte, me encargaré de enamorarte todos los días.

Gracias porque son tres lecciones aprendidas, tres tramos recorridos, tres…Este día y todos los que vendrán a tu lado.



martes, 29 de noviembre de 2011

11:06

Si esto es estar enamorada, entonces nunca lo había vivido.

Si esto es querer, adorar, extrañar, entonces nunca lo había sentido.

Has derrumbado todo referente objetivo, todo aquel con el que me iba aproximando a lo real, con el que medía la intensidad de mis emociones tratando de hacerme una idea de su grandeza o su imperceptibilidad.

Es la primera vez que pruebo esta pasión, es la primera vez que me siento una niña y una mujer, que río y sonrío, que te pienso y me proyecto, que me engrío y me sonrojo, que te escucho y confío.

Extraño cada segundo tus labios, la forma en la que me miras, la locura en tus abrazos, la tibieza de tu abrigo, la sorpresa de tus palabras, la emoción de verte.

Se detiene el tiempo contigo, se detiene y se vuelve nuestro.

Doy un paso adelante hacia ti, te tiendo mi mano y está en ti el llevarme a tu lado; por mi parte, sólo he de decirte que doy un paso adelante ahora porque quiero que me acompañes en este camino al que llamamos vida, porque siendo la primera vez, debo decirte que si bien no conozco el futuro, que si bien es nuevo todo lo que me haces sentir, debe ser esto lo que realmente es… Quererte tanto.

Salto al vacío con la seguridad de que me sostendrás en brazos sin dejar que uno de mis cabellos toque el suelo, salto al vacío porque no tengo nada que perder en el intento.

Soy de ti, siempre de ti.

Te quiero, en mi vida y parte de mí.

domingo, 20 de noviembre de 2011

14:00

Quisiera que todo sea más sencillo, respirar hondo, cerrar los ojos y hablarte al oído.

Quisiera decirte y callar tantas cosas a la vez, para mantener esa dulzura casi inocente que se dibuja con tu sonrisa.

Quisiera mirarte a los ojos una vez más y para siempre.

Sabrás que no tengo mucho más que ofrecerte, lo poco que no está escrito, lo has visto en mis gestos, en mis risas y en cada escondite de mi ser en donde te guardo.

Atrápame y no me sueltes.

Por favor.

martes, 15 de noviembre de 2011

11:21

Me quedaré esta noche sin hablar contigo,
Sin tu risa, sin tu pelo, sin tu boca,
Tu aliento.

Me quedaré aquí esta noche para soñarte,
Para desearte, para tenerte conmigo,
Acostumbrarme a ti.

Quédate también, clávame esos ojos,
Permíteme ese beso entrañable,
Esos labios perfectos tuyos,
Míos.

(Poemas a mi Desconocido)

viernes, 11 de noviembre de 2011

11:11

Insospechado es que te dedique estos versos,
Insospechado casi como un amanecer sin sol,
Casi como una noche sin luna,
O como un día sin ti.

Invencible como el mapa de tu piel,
O como la pasión de estos sueños,
Prohibido vicio de la sal de mis privaciones,
Anhelo hastío de este frenesí de desidias.

Imposible explicar cuánto te deseo en mi vida,
Cuánto espero que pintes este ocaso,
Que empañes a tiempo estas pupilas,
Y que llenes de tinta azul estos labios dulces,
Impacientes de sonrisas.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Cinco Días

Lo instantáneo no borra lo intenso, ni esconde la pasión ni oscurece lo grandioso, lo magnífico, lo precioso. El tiempo no puede ser medida de lo vivido, pues un segundo puede marcarte la vida y un día entero puede no traerte ni quitarte nada. Contigo aprendí a querer sin pensar, a pasar el rato sin mirar al futuro, a saborear la ternura sin respirar la hiel de los encuentros, la sal de tu inevitable partida. Supiste caminar sin dar la media vuelta para evitarnos la puesta en escena del llanto y los abrazos interminables casi nostálgicos. Con tu despedida tocaste en acordes perfectos mi canción favorita, como si la hubieses conocido desde siempre, pero no hubieras querido tener que cantarla nunca.

Te fuiste, nos fuimos y lamentablemente no hay nada en mis manos que pueda remediar esta separación, que pueda ahorrarte el dolor o calmar mi desesperación por decirte cuánto te extraño. Son casi cinco días sin ti y no puedo creer que, por primera vez, no haya tenido el coraje de llamarte. Supongo que es una cuestión de decisiones, y en este caso debo confesar que me ganó el miedo a no obtener respuesta pues las expectativas de escucharte serían altísimas y la decepción de la misma me terminaría por destrozar.

Son cinco días, cinco días que podrían pasar desapercibidos, y sin embargo, cada minuto ha aumentado el peso sobre mis hombros. Cinco días desde tu ausencia, cinco días desde tu última vez en mi vida, cinco días desde que ya no te tengo y pareció una vida el tiempo que te tuve. Cinco días y te extraño más que al tiempo, más que a las palabras, más que a tu misma voz, pues no es la expresión material de tu ser lo que extraño, es tu presencia dentro de mí. Y es que si antes aún en tu ausencia te sentía muy dentro, fue distinta esta despedida sin fecha de retorno. Eres tú quien ha dejado de hacerse presente y por ende soy yo la que, aún sin haber suprimido las emociones, ya no te siente. Son cinco días sin ti y no conmigo.

Cinco días que ya no te siento, cinco días desde que te sentía, no sé si te he perdido, no sé si nos perdimos. Son cinco días y hace cinco días que te pregunto en silencio, ¿dónde estás? ¿Me extrañas todavía?

jueves, 22 de septiembre de 2011

Sin Receta

Agrio el sabor que dejaste, agrio…más bien, el sinsabor. Es que poco uno se imagina lo perceptible de ese contacto, lo inmemorable, lo indeseable, una suerte de sueños rotos, esperanzas inacabadas y silencios vacíos, llenos de todo y nada a la vez, llenos de ti.

¿Quién eres tú para provocar toda esta suma de altibajos, de caídas y triunfos? ¿Por qué permites que mi corazón quiera explotar y a la vez cerrarse para siempre? ¿Por qué simplemente no puedes DEJARME EN PAZ? Las posibilidades están siempre a la vuelta de la esquina, acechándome como un lobo hambriento, gritándome cada vez más fuerte que elija, que tome una decisión… Y es esa rapidez en la sucesión de los hechos que hace que no quiera elegir más, que me hace frenar los impulsos desesperados de mi libertad… Golpeas tan fuerte, cuándo me fuerzas, cuándo me coaccionas así… Me haces sentir a punto de caer en una curva peligrosa: Mi reacción inmediata es frenar y cuando mi mente le ha ordenado ya a mi voluntad que presione el maldito pedal del freno, no soporto ver en cámara lenta cómo los neumáticos se deslizan sobre la tierra y el estrecho carril para que luego las leyes físicas me empujen a tocar fondo, ¡y es que no puedo ir en contra de mis leyes, TUS leyes! ¿Qué hago, entonces? Para evitarme el doloroso e irremediable colapso, acelero. La adrenalina, el miedo a perder, el riesgo de ahogarme, morirme…Decisiones apresuradas, decisiones peligrosas, no masticadas, profundizadas o pensadas… Decisiones, de este tipo de decisiones me has abrumado.

No puedo cambiar mi presente, sólo puedo forjar mi futuro, moldearlo, endulzarlo, como si hiciera un postre sin receta, ir probando la masa o el relleno y verificar si es que tiene suficiente azúcar o harina, si es que le falta consistencia o se ha pasmado… Todo es más fácil con receta, es cierto, y la mayor cantidad de situaciones remiten a ello, se nos vienen dadas y debemos aceptarlas: Los padres que tenemos, nuestro color de ojos, nuestra contextura física, nuestras virtudes y defectos, nuestros hermanos, parientes. ¿Dudas de nuestra invencible “dependencia” a ciertos aspectos de nuestro ser? ¡En ese aspecto no podemos cambiar, no podemos elegir! Pero, ¿y de qué me quejo? Si ya con lo poco que tenemos para elegir es SUFICIENTE. Me rehúso, me rehúso a escoger, seleccionar, parcializarme hacia un lado u otro, y luego tener que argumentar – racionalmente claro – el porqué. ¿Por qué aceleré y no frené? ¿Por qué evite la caída? ¿Por qué no me gusta perder? ¿Por qué las consecuencias de aquello son aún más nefastas a largo plazo? ¿Por qué me siento más vacía, más podrida, más frágil? ¿Por qué siento que todos me ven a través de mis propios ojos? Como una rosa marchita, una estrella sin brillo… La luna cuando ha sido cubierta por las nubes y es difícil distinguir el contorno delgado de su silueta, la dirección dónde ilumina, la intensidad… Opaca. Y nuevamente vuelvo a ser nada, la multiplicación del conjunto infinito de números por lo nulo, la cifra insignificante en la ecuación, la palabra inacabada, la pluma sin tinta, el lápiz sin punta. Inservible.

Sabor a nada, ya no quiero elegir. Condéname a ser prisionera del destino, más no a la agobiante frustración de ser esclava del camino que yo misma tracé, a observar desde lejos mi propia miseria, mi propia pobreza. Infortunio. Desgracia. Qué dulce eres al contacto, qué suave eres para sutilmente engañarme con una banquete de manjares. Qué hipócrita. ¿Me dejaste elegir, verdad? Me OBLIGASTE, y maldito fue ese día porque ahora me sumerjo en eso de no poder retroceder el tiempo y decirte NO. No a tus antojos, a tus placeres, a tus moldes en los que inusitadamente me metí para ajustarme, para que encajemos y vayamos de la mano, pero ¡es que contigo no se puede! Ahora que te has apoderado de mí, ahora que la incertidumbre no me permite encontrar la madeja que arrastré mientras me adentraba en este laberinto, te pido, por favor, que ya no me empujes, que no me apures, que no violentes mi conciencia, que no constriñas mi actos. Déjame respirar y pensar – cuándo haya tiempo – cómo haré para salir de aquí. He tocado fondo. Inoportuna. Y tú que acechas, me vas a volver loca, el tiempo sigue corriendo, ¿podrías, por lo menos, alargarlo, detenerlo? Por supuesto que no es tu responsabilidad, es la mía, pero tú has pecado conmigo, tú me has instigado a esto y por ti he llegado a estos extremos. Mi mirada perdida espera algún día poder ser la misma de antes, volver a transmitir tiernamente lo que esconde mi juventud, mi falta de experiencia y mis restos de madurez. Estragos. Me has destrozado por dentro. Me quedo con mi soledad hasta que tenga la valentía de apartarme de ella y no arrepentirme por haberte escuchado. Maldito sea ese día… Malditas las ganas de querer regresar el tiempo – que sigue corriendo inquebrantable, como si no se acabaran sus baterías ni lo desgastara el uso.

Soy la dueña de mi propio sinsabor, soy la que se equivocó al acelerar, la que cometió el grave error de no probar la mezcla y olvidar el azúcar que estaba frente a mis narices. Por no querer probar, por mi soberbia, por mi egoísmo y mi orgullo me creí incapaz de olvidarla… Y la olvidé. No sabes a nada ahora, pero el hambre me obliga a comerte. De apariencia perfecta, tanto que casi duele coger un cuchillo y cortarte, pero sabes amargo, sabes a inacabado, a incompleto. Te odio y odio la sensación que me transmites ahora. Vacío. Déjame, que pase el tiempo, ya me cansé de equivocarme… Ya me cansé de que cada vez que me falta una pieza para completar el rompecabezas, llegues mientras duermo a tirarlo al suelo sin ningún reparo. No volveré a permitir que me arrebates mi muñeca favorita, mi castillo de arena, mi torre de naipes, ¿son míos, entendiste? Míos. Y yo los tiraré cuándo quiera volverlos a armar y yo los regalaré cuando quiera cambiarlos por nuevos… Ya no es lícita tu participación en este juego y te voy a decir porqué, porqué si bien es tuyo, debes limitarte a no excederte porque tú tienes todas las de ganar y sólo para que lo sepas, el monopolio no está permitido.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Mi Fundamento

Si supieras que no hay mayor pasión que la que siento cuándo estoy cerca de Ti, si supieras que me completas, que no sueltas y que mucho aciertas respecto de mí y es que me conoces desde siempre, desde nunca. En mis grandezas y mis debilidades, en mi silencio y en mis llantos, mis dudas, mi felicidad, mi ternura.

No sé cuántas veces habré negado el Amor que siento por Ti, no sé cuántas veces te habré cerrado la puerta del corazón. Ilusa. Ilusa al pensar que podía sofocar mi conciencia, bloquear mis razones, negarte en mi vida. Ilusa al creer que puedo por mis propios medios, que lograré mis metas y mis sueños, que seré feliz sin la calidez de tu abrigo, sin tu susurro en mis oídos.

Eres mucho más que materia de mi entendimiento, eres mucho más que la llave de todas mis puertas, eres tanto y eres todo, eres la melodía de mis pasos, la mano que no me suelta, el timbre de mi voz, mi fortaleza. Te convertiste en mi mejor amigo y lo serás para siempre, mi compañero en cada batalla, mi guía en el camino, mi ejemplo a seguir.

Soy cada día más fiel a Ti y en mi lucha por amarte me hago más perfecta, pues, de brillar como una estrella, contigo brillo más que el sol.